La red que teje Mochacó
Esta marca de impacto socioambiental gestiona residuos industriales, principalmente de salmoneras del Estuario de Reloncaví (Región de Los Lagos), para transformarlos en una línea de accesorios funcionales y versátiles elaborados por artesanas que despliegan su creatividad sobre la base de un modelo de comercio justo. Gracias a este proyecto se han podido recuperar y reutilizar 24 mil metros cuadrados de redes acuícolas para darles un nuevo valor y sentido.
Por Andrea León
Hace 300 años, las comunidades lafkenches crearon jaulas y bolsas con fibras naturales para capturar y transportar sus alimentos. Este es el “código genético” que el diseñador Manuel Astudillo y el psicólogo Erick Sepúlveda recuperaron al fundar el 2019 Mochacó (acrónimo de Cochamó). Lo definen como proyecto, y no como empresa, porque se plantean el desafío de crear un nuevo sistema que sea justo con la naturaleza, con la distribución de los ingresos y transparente con los consumidores.
Su proceso comienza con la gestión de los residuos industriales, en su gran mayoría plásticos, como redes de pesca, cabos y boyas. Luego viene el proceso de diseño (a cargo de Astudillo), manufactura y ensamblaje. En estas etapas participan 12 artesanas y artesanos de Puelo, Puerto Montt, Puerto Varas y Osorno (tejedoras rederas, tintoreras, confeccionistas, buzo reflotador de árboles de Pocoihuen y artesano en madera). De sus manos surgen artículos de uso diario como bolsas, marketbags, morrales, lanyards, estuches y llaveros fabricados con residuos y materias primas nobles como algodón, lona, redes y maderas recuperadas. Estas creaciones son resistentes, reparables, reciclables o se pueden reincorporar a la tierra.
Así, se cumple la articulación territorial entre las industrias locales y las comunidades, bajo un modelo de comercio justo y transparencia, donde hasta un 50% del valor neto de los productos son para el artesanado. La parte restante se utiliza para materias primas, insumos, operación y utilidad de la marca. Toda esta información se incluye en cada pieza para conocimiento del cliente. Bajo la premisa “piensa global, actúa local”, decidieron generar un impacto en Cochamó, una de las principales comunas rurales que conviven con la industria acuícola, por sus paisajes prístinos, por su escala y solo 4.000 habitantes.
Gloria Barría, artesana teñidora de fibras naturales, tejedora y agricultora, plantea su experiencia con Mochacó: “Siempre está rondando en mi cabeza una idea de tejido, de color y qué cosas probar, porque me gusta la innovación. Todo el proceso es un arte y lo ideal es que las nuevas generaciones lo mantengan”.
Su foco está en trabajar con mujeres para lograr nuevas oportunidades de inclusión laboral e incremento de ingresos para las familias, ya que según la OCDE, cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, desde el empoderamiento salarial, las economías crecen. En este contexto, Manuel Astudillo puntualiza que las trabajadoras enfrentan dificultades como la falta de conectividad, escasez de establecimientos de educación preescolar y mala calidad de vida de los adultos mayores en sectores rurales.
Mientras, Erick Sepúlveda, responsable del área comercial y socioambiental (ámbitos que conciben juntos), comenta que “creemos en una economía que sea parte de nuestras raíces, de nuestra esencia con volver al ser naturaleza. Todas las personas formamos parte de esta naturaleza y tenemos que dejar de lado el comprar, usar, votar para pasar a un uso mucho más consciente de los recursos naturales”.
Cambiar el paradigma
Ganadores del segundo lugar en la categoría Residuos de los Premios Verdes 2022, el evento de sustentabilidad más grande de Iberoamérica que se realizó en Miami, próximamente lanzarán una colección de botines y babuchas, desarrollada en conjunto con Constanza Leng (@lacotygrita) y Benjamín Molina (@southplicity). El objetivo de esta iniciativa es trasladar el oficio de fabricación de zapatos hacia las zonas rurales de la Región de Los Lagos.
Otros desafíos en pauta son reciclar este año 10 toneladas plástico industrial a partir de alianzas con dos empresas para acopiar, clasificar, compactar y reciclar en forma de pellet para fines operativos. Y además pretenden generar capacitaciones para aumentar la masa laboral femenina, su capacidad productiva, incrementar el impacto y ser más competitivos en el mercado.
A juicio de Manuel Astudillo “la esperanza es lo que nos permite movernos, perseguir nuestros ideales y lograr este cambio de paradigma”. Ese es el anhelo de Mochacó: inspirar a sus clientes para que busquen productos más conscientes, éticos y locales. Su premisa es clara: No hay sostenibilidad sin comercio justo.
Podcast: Hablemos de comercio justo
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