Especial artes visuales: Simón Fuentes

El territorio, la visualidad y la investigación

Texto por: Carla Leal Quintana

Fotografías cortesía de Simón Fuentes

 

Abrimos este especial con un Simón Fuentes que destaca por su compleja interpretación del entorno. Calificado por el reconocido artista visual chileno, Guillermo Tejeda, como el “recolector de los que se llevaría la lluvia o la grúa”, este creador de profesión diseñador gráfico, comienza su carrera artística el año  2002 en Chile, específicamente en Talca luego de dejar atrás una exitosa carrera en una de las agencias de publicidad más prestigiosas de Australia, trabajo con el que incluso se hizo acreedor de la medalla de oro, premio al mejor diseño en el prestigioso festival internacional The new York Festivals.

Su primera obra, una serie de fotografías donde retrataba diversos rayados y palabras plasmados en las antiguas bodegas de adobe de Curtiduría en Maule. Ese registro lo llevó a montar la exposición “Muros”, el año 2002, primera instalación formal y que abrió camino desde la premisa del arte rural en la vida cotidiana.

Luego vino “Profundidad de campo” (2005), una instalación en la Galería Gabriela Mistral que está armada a partir de dispositivos de ensamble y molde, otra demostración de la manifestación que ofrece la obra de este artista, situando la perspectiva de  reconstrucción. Fuentes arma finalmente 16 módulos de adobe dispuestos en una planta libre.

Si este artista trabaja con adobe, podríamos decir –en un sentido artístico y sin querer decorar la terrible tragedia- que el terremoto del 2010 le favoreció en cuanto a la generación de materia prima e ideas, pues, el 2011 monta “Epicentro”, una obra de gran presencia urbana de características escultórico-arquitectónicas, de materialidad adobe y madera, proveniente de las construcciones colapsadas por el terremoto.

La riqueza del trabajo expuesto por el también fundador de Simbiotika, espacio de arte independiente ubicado en el centro histórico de la ciudad de Talca, destaca por su pensamiento profundo, la escasez de recursos intencionada y la perspectiva campo-ciudad irrumpida por la vida contemporánea y los embates de la naturaleza, a ello se suma la experiencia en residencias artísticas en Ecuador, donde realizó un taller y experimentó con adobe arqueológico de origen Inca, como también la estadía en la residencia Comunitaria Partido Lincoln provincia de Buenos Aires, donde llegó para trabajar con la comunidad intercambiando experiencias, vivencias, costumbres y acciones cotidianas. Allá trabajó en torno a un edificio hito inerte en medio del pueblo, descubriendo historias escondidas y re significando el valor de la historia local. Ahí se puede ver a Simón en el estado más puro de su esencia: llegando a lo desconocido, descubriendo el lugar y encontrando respuesta a lo que nadie ni siquiera cuestionaba: casas abandonadas con riqueza histórica, que permitió atar más de un cabo territorial, desde lo arquitectónico.

Finalmente y la obra más actual fue la intervención en la conocida “Casa Poli”, ubicada en Coliumo, región del Biobío. Allí utilizó la misma técnica de moldes para materializar letras del abecedario, dispuestas en la planta central de la casa jugando con el lenguaje, dando un léxico a un lugar vacío materialmente, que se llena de significados con cada residencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *