Especial Día del Padre: La herencia gráfica de Ingesman
Por Tomás Aravena M.
Fotografías por René Bravo.
La historia de Inges Bizama –más conocido como Ingesman– empieza cuando su padre, Roberto Bizama, es contactado en la adolescencia por un amigo para que se mudara a Talca con el fin de trabajar en lo que mejor sabe hacer: dibujar. Desde entonces comenzó a instruirse en el mundo serigráfico y, junto a su esposa, abrieron el negocio de los autoadhesivos, ligado a la publicidad de pequeñas marcas locales, lugar donde su hijo aprendió a dibujar para matar las tardes.
El padre de Inges se hizo conocido en la capital maulina por ser el creador del sticker con el nombre de la ciudad, que llevaba lugares icónicos dentro de las letras que componen la palabra Talca. Explica que lo hizo como hobby dentro del mismo trabajo y luego se dio cuenta que se veía bonito, le sacó fotos a lugares emblemáticos de la ciudad para finalmente dibujarlos, editarlos y hacer el adhesivo talquino perfecto.
El padre de la familia Bizama cuenta que quieren entretenerse trabajando. “No trabajar como algunos que trabajan, se llenan de plata y no tienen tiempo para vivir. Nosotros trabajamos siempre entreteniéndonos”, dice. Desde esta raíz, en la cual creció Inges, es donde Roberto entiende el fenómeno de su hijo. “Le pagan por entretenerse más que por trabajar, porque le gusta lo que hace. A él le dimos el ejemplo de cómo nosotros hacemos las cosas, no diciéndole oye tienes que hacer esto, tampoco lo obligamos”, agregó.
Por otro lado, Ingesman cuenta que más allá de sus estudios académicos, fue en su hogar donde comenzó su actual profesión. “El dibujo venía igual de chico, de ver a mi papá dibujar porque siempre fue el hobby y aparte, como soy hijo único, era la entretención estar toda la tarde dibujando”, relata.
Empezó su popularidad por las redes sociales gracias a que en un comienzo su intención era publicar los dibujos de su padre por ese mismo medio. No fue sino hasta el 2010 cuando se atrevió a mostrar sus propias creaciones, recibiendo buenas críticas e ideas de sus amigos. “El concepto más importante es el humor. Subí dos dibujos y en Facebook la gente entendió al tiro cuál era la idea”, detalla Inges y cuenta que luego de eso comenzaron a enviarle conceptos y ahí nació el jugar con el lenguaje.
Pese al orgullo que se tienen padre e hijo, una de las diferencias entre ellos está ligada a cómo entienden el cruce de la tecnología y popularidad de sus trabajos. Roberto se siente honrado al ver sus obras difundidas por distintas partes, sin cobrar derechos de autor, ya que según dice “una vez que está en internet, está disponible para todos”. Mientras que para Inges no es igual, porque ya ha tenido problemas con personas que han ocupado sus ilustraciones para publicidad. “Eso ya molesta porque yo trabajo de eso, ahí está la diferencia. El trabajo de mi papá, para él son los autoadhesivos, para mí es el dibujo, el diseño”, finaliza Inges.
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