Escritora maulina te cuenta por qué ver “Todos los años son 1999”, uno de los imperdibles del Festival Felina 2021

La educadora y escritora Gabriela Albornoz Salas tuvo acceso en exclusiva a la cinta 2021 de la directora Pamela Arias. A continuación puedes conocer las sensaciones y sabores de boca que le dejó:

 

Arbolito créceme adentro
con tus gajos azarosos,
voy por tus algodones
entendiendo las tristias
el exilio bochornoso
en los poemas de Ovidio,
la elegía de Miguel,
El dolor
como patria necesaria.

Alicia Genovese.

Podría comenzar a escribir una suerte de instrucciones para ver el cortometraje Todos Los Años son 1999, de la chilena Pam Arias, algo así como las instrucciones de Julio Cortázar para llorar, para cantar o para dar cuerda a un reloj. Nos sumergimos en una historia que parece trazada por estas instrucciones, así es la vida de las hermanas Vera, Gema y Lena, una rutina absurda porque las rutinas vistas desde fuera siempre parecen absurdas; salir de la habitación, caminar en fila, tomar desayuno en forma silenciosa.

Las hermanas perdieron a sus padres en un accidente el año 1999 de ahí su forma de intentar recuperar el equilibrio perdido.
El ejercicio de repetir, de eso se trata, repetir como un rezo, un conjuro, una oración a un ser todopoderoso que todo lo ve, porque tal vez en esa repetición algo se consiga, como detener el tiempo.

Ser espectador de esta historia, no solo por la trama, también por la estética es asistir a una función de teatro Lambe Lambe, sí, esos teatros de animación con muñecos y objetos pequeños, con colores llamativos dentro de una caja escénica, la historia reclama atención como en estos teatros en miniatura, donde el espectáculo sólo puede ser visto por una persona.

¿Qué entienden Vera, Gema y Lena por la muerte? ¿Cómo se entiende la muerte? ¿Cómo asimila un niño la muerte? Estas preguntas me llevan a pensar en la forma cómo Lena aprende idiomas, parte de sus rutinas diarias, sin contexto, con una pronunciación literal. Aquí ocurre lo mismo con la palabra muerte, no pasa de ser solo una palabra sin contexto y que no se pronuncia.

Recuerdo entonces, ese poemario de Alicia Genovese, La contingencia, poemas que hablan de la muerte de seres queridos, pido las disculpas pertinentes por las citas, pero mi teatrillo mental se arma de poemas, frases y fragmentos de libros.
El alma de alguna manera sufre un traspié al leer estos poemas por la experiencia dolorosa y extraña que nos enfrenta a la finitud y a la ausencia. Pero no todo es dolor, hay un giro, como también ocurre en Todos los años son 1999, Lena comienza a vivir de nuevo, ya no sigue los pasos rutinarios del día a día, actúa distinto a sus hermanas.

Entonces ocurre lo que dice uno de los poemas: “Volver a agarrar la zapa/ era la expresión de mi madre/ cuando había que comenzar/ de la nada”. Lena, vuelve a empezar, es una manera de salir al llano, volver a esa belleza desnuda no acumulable, dejar un rastro, pero un rastro vivo.
Se podría pensar que hay una recomposición del yo, algo se abre, un algo que permite el diálogo con los demás, pero que permite ese encuentro con uno mismo.

Disfruto ver las maniobras apresuradas de la protagonista para salir de su encierro, reconozco en esos movimientos la pulsión de la vida, para por fin enfrentarse a la inmensidad, porque presenciar este momento, y para ello vuelvo a citar un poema “La naturaleza no es solo una armonía retórica”.

Todos hemos sufrido pérdidas, el mundo es de inspiración tantálica, es un dar y quitar como diría Macedonio Fernández, lo importante es seguir viviendo, supongo, solo lo supongo.

Por ahora al igual que Lena puedo repetir en diferentes idiomas vivir, live, vivre, vivere, viver…

Gabriela Albornoz Salas
Profesora de Lengua Castellana y Comunicación. Trabaja como mediadora de lectura en escuelas rurales de la región del Maule para el programa de fomento lector “Diálogos en Movimiento” del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Autora del libro Tajo (2021, Vísceras editorial).

“Todos Los Años son 1999” es parte de la selección oficial del 7º Festival Felina de Cine Nacional e Internacional. Podrás verla del 25 al 28 de noviembre en www.felina.cl.
Disponible de forma gratuita, sólo para territorio nacional.

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